La gran mayoría de nosotros hemos oído hablar de las propiedades del agua, pero ¿sabemos en realidad para qué podemos usarla?
Los baños se han considerado saludables desde el comienzo de los tiempos, y a lo lardo de diversas culturas desde Hipócrates en los siglos V y IV a.C el cual utilizó agua fría y caliente para tratar diferentes patologías, hasta los romanos a principios del siglo de nuestra era, quienes construyeron baños terapéuticos para todo su imperio, a los japoneses quienes han utilizado baños rituales desde la antigüedad hasta la actualidad.
Nosotros, siguiendo esta tendencia, creemos y confiamos en el efecto que causa el agua en nuestro cuerpo, no solo a la hora de nadar, si no también cuando nos encontramos con alguna dolencia o patología. Es en estos casos, cuando recomendamos la hidroterapia.
La hidroterapia es el uso del agua para fines terapéuticos. El uso más frecuente y conocido es el que nos encontramos dentro de un balneario, de un spa, en las termas, etc. trabajando con la presión de los chorros, los contrastes de temperatura… pero aquí os vamos a hablar de otra forma de ver esta terapia, usando los movimientos dentro del agua que tienen menor impacto que fuera de ella, usando ejercicios de resistencia o con movimiento asistido en función de cada patología.
¿Por que os recomendamos esta terapia? Hacer ejercicios dentro del agua mejora la circulación vascular periférica, estimula el sistema inmunitario, produce alivio muscular en contracturas, lumbalgias o tendinitis, reduce estrés, la ansiedad y ayuda en la recuperación de trastornos depresivos, facilita la respiración, y tiene menor impacto al disminuir la carga del cuerpo que se sumerge en el agua…
Además, podemos añadir un efecto estimulante, antiinflamatorio y analgésico si el agua de la piscina nos acompaña con una temperatura adecuada.
¿Tú has realizado hidroterapia? ¿en qué te ha ayudado?
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