El miedo al agua es algo muy común que hay que resolver con confianza. Aprender a nadar es posible, solo si tú quieres aprender.
El miedo es una herramienta positiva, de vernos en peligro nuestro cuerpo reacciona y nos hace salir corriendo, en el caso de miedos irracionales como al agua, si no lo combatimos, nos encontramos con que podemos trasmitir esos miedos.
El miedo en niños es algo poco usual, puede gustarles más o menos el agua, pero por norma no es miedo lo que tienen, nosotros transmitimos estos estados de alerta. Otra cosa es que hayan sufrido una experiencia traumática, en esos casos, el miedo es causado por su propia experiencia.
Sabiendo que cada caso es único, los monitores intentarán ganarse la confianza de los más pequeños, es fundamental que sepan que pueden confiar en ellos. Esto lleva un proceso para algunos más rápido y para otros más lento que los mayores debemos apoyar al 100% de la mano, no protegiéndolos si no acompañándolos. Explicar a los pequeños que deben trasmitirles las dudas y hablar con sus monitores es fundamental. Así, comprobarán que papá y mamá confían en esas personas y ellos relajarán el estado de alerta. Un ejemplo claro y sencillo es no querer meter la cabeza bajo el agua, lo harán a su ritmo y en su debido momento, pero para ello, deben hablar con sus monitores y trasmitir estas dudas.
Resumiendo, necesitamos disponer de confianza en los monitores, y ser un solo equipo, aunque a veces, nuestras experiencias nos juegan una mala pasada, y debemos empezar por perder el miedo nosotros.
No hay secretos para vencer un miedo, es todo cuestión de que tú quieras superar eso que te bloquea y te impide disfrutar del agua.
Una vez decidido a ello, tienes que buscar la piscina en la que estés cómodo y no te suponga un sobre esfuerzo ir. La temperatura del agua, la amplitud de las calles, largo y ancho de la piscina, la altura del agua en tu cuerpo… todos estos factores nos ayudarán a estar más o menos tranquilos a la hora de zambullirnos a romper con nuestros temores.
Una vez decidida la piscina (por recomendación o por intuición), pon tu confianza en los monitores. Ellos te van a dar las herramientas para que tú, pasito a pasito veas como eres capaz de entrar en el agua, caminar dentro de la piscina, meter la cabeza, y poco a poco empezar a nadar.
El miedo, es como un muro, que hay que derribar poco a poco, ladrillo a ladrillo. Un monitor te va a entregar las herramientas para vencerlo, tú deberás confiar en ti mismo para usarlas.
Hay que entender, que cada caso es único, no hay fórmulas mágicas ni secretos para vencer el miedo, porque cada persona es diferente y por ello, los monitores deben adaptarse a ello, sin embargo, está claro que el primer paso tienes que darlo tú, ¡sé valiente! Y rompe tu muro. ¡Ven a nadar!
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