¡Ay lo que nos gusta una buena historia Bahíleña!
Hoy os traemos la historia de Rosa que como bien leeréis a continuación, nos considera su familia, de la de tiempo que hace que está aquí.
PISCINA: Gracias por contarnos tu historia Rosa, lo primerísimo de todo, ¿desde cuándo llevas aquí?
ROSA: Pues mira, os he traído una cosa para enseñaros desde cuando estoy aquí, porque lo guardo con mucho cariño. Es el primer recibo que me hicieron, ¡a mano!
P: ¡Increíble! No podemos creernos que aún lo conserves. ¡qué emoción! Llevas aquí desde el 96, desde diciembre del 96, parece increíble, pero hace la friolera de 25 años, prácticamente lo que lleva la piscina abierta. ¿Cómo nos conociste?
R: Pues porque estaba buscando piscina, me rechazaron en una por la cantidad de gente que pedía plaza y un vecino de la zona, amigo de mi marido nos avisó de que habían abierto una piscina en su barrio, aquí me planté… y aquí sigo.
P: El boca a boca, siempre funciona. Jejeje ¿Por qué empezaste a nadar?
R: El médico me dijo que con las hernias que tenía, una almohadilla totalmente desaparecida, y con 40 años, no estaba para operar, que tenía que aprender a nadar, sí o sí. Imagínate mi cara cuando yo ¡le tenía pánico a nadar! No era miedo, era PANICO. Pero ahí que fui, era piscina o tenía que operarme así que me lancé.
P: Asombroso que dieras ese paso, ¡fuiste muy valiente! ¿Cómo fue ese proceso de superación?
R: Con muchísima paciencia, mi profe Javi, para el que solo tengo palabras de agradecimiento, me tuvo andando por la calle donde se hace pie, la más bajita, durante la friolera de ¡3 meses!, solo caminando, con el bordillo cerca y sin que nadie me pasara cerca porque se me tensaban todos los músculos del cuerpo.
Con material, paciencia y mucha maña, Javi supo hacer las cosas bien, y a cada paso que daba me iba cambiando de calle a una un poquito más profunda, hasta que llegué a la zona profunda de la piscina. Y aunque admito, que me he acomodado a nadar en “mi calle” puedo nadar en cualquiera de ellas, sin miedo ninguno.
P: ¿Qué supuso para ti aprender a nadar y quitarte ese miedo Rosa?
R: Puso en mi una libertad, que no tenía. Yo me cohibía con mis hijas y mi marido cuando íbamos al mar, a la piscina, no podía ni acercarme, y lo pasaba mal cuando mis hijas lo hacían, así que para mi supuso una libertad que no tenía.
Incluso te diré, aprender a nadar me hizo darme cuenta de que podía hacer más cosas. Siempre les pedía a mis hijas que me miraran la cartelera en internet y cuando aprendí a nadar, me dije “si he podido aprender y meterme en la piscina, ¿porqué no puedo aprender a manejar internet?” Y allá que fui, me costó dos años, pero ahora aprendí.
No solo era cuestión de aprender a nadar, aprendí que era capaz de más.
P: ¡Madre mía! ¡Que subidón de autoestima! Nos estamos imaginando lo que pudo suponer para ti. ¿y por qué has decidido quedarte con nosotros Rosa? ¿qué te aporta la piscina viniendo cada semana?
R: La piscina me da la vida, me quedo nueva, relajada… Mi operación de espalda (que llegó años después de empezar a nadar, algo así como en 2002) se mantiene a raya y fuerte gracias a la natación.
Y no solo es mi salud física, es mi ratito, salgo de mi rutina, las amistades que he hecho aquí, mis chicas, mi Baudelio, llevamos aquí tanto, que son mi familia y me siento como en casa. ¡Tanto que mi marido y mis hijas también vinieron durante años! No te engaño, si estuvieron desde los 5 años hasta que fueron a la universidad, por lo que vimos crecer la piscina y nos sentimos en casa.
P: Qué bonito es todo eso que nos dices Rosa, no sabemos ya ni qué preguntarte de pura emoción. Por poner un punto final a la entrevista, si tuvieras que contar algo sobre Bahía Madrid, sobre nosotros, ¿qué dirías?
R: Uff no sabría con qué quedarme, pero que sois una gran familia, creo que sería lo que más destacaría. No he encontrado una piscina igual, los monitores son fueras de sí, del primero al último que me he encontrado, por la mañana y por la tarde, son maravillosos, mi Marta, que no puede ser más buena, pero no solo dentro, ¡también fuera! En la recepción, siempre atentos, amables y lo dicho, ¡como en casa! En ningún sitio me tratan tan bien como aquí.
Nos encanta escucharos, ¿te gustaría compartir tu historia con los demás? ¡Avísanos y te entrevistamos! 😉
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