Llegado el verano es el momento en el que todos disfrutamos de un bañito en la playa o la piscina, incluso algunos seguimos con nuestro entrenamiento en las piscinas al aire libre o en aguas abiertas. Una de las cosas más importantes en nuestro equipamiento son las gafas. Siempre buscamos unas que no se empañen mucho, que nos queden bien ajustadas y sobre todo que no nos entre agua.
Cuando nadamos en piscinas al aire libre o en el mar debemos tener en cuenta que el sol se refleja en el agua y eso nos puede causar mucha molestia. Por ello aconsejamos utilizar gafas con cristales de espejo oscuras. Éstas nos protegerán del sol y nos ofrecerán una mayor visibilidad y comodidad a la hora de nadar. Los colores de los espejos de estas gafas pueden ser azul marino, marrón o gris oscuro.
Por otro lado, si vamos a nadar en piscinas cubiertas que tengan algo de acceso de luz natural, podemos usarlas con cristales de espejo con colores claros, como el amarillo, el rosa, el gris claro o azul claro.

Gafas graduadas
¿Qué pasa si sufrimos miopía, hipermetropía o astigmatismo? Hay gente que se pone las lentillas y luego las gafas de nadar. Si elegimos esta opción, poco recomendable, es importante que las lentillas no entren en contacto con el agua, ya que nos puede provocar una conjuntivitis. En este caso es mucho más aconsejable utilizar gafas de natación graduadas.
Si nadamos en el mar o en piscinas al aire libre, aparte de que las gafas sean graduadas, es recomendable que también tengan cristales de protección contra los rayos UV.
Elegir unas gafas que se adapten a nuestras necesidades nos ayudarán a tener mejor visibilidad, a proteger nuestros ojos y a disfrutar mucho más del precioso deporte de la natación o de cualquier otro deporte acuático.
¡Este verano elige bien tus complementos y disfruta del agua!
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