Que poco nos gustaba escuchar, cuando éramos pequeños, a los papás o a los abuelos decirnos «no te puede bañar hasta que no pasen las dos horas de digestión». Ahora somos nosotros los que se los decimos a nuestros hijos.
¿Qué hay de cierto en esto? La mayoría de los médicos y pediatras nos dicen que no es por el hecho de haber comido y tener que hacer la digestión, sino por el cambio repentino de temperatura que sufre nuestro cuerpo.
El corte de digestión se produce sobre todo después de haber tomado el sol durante bastante tiempo o de haber hecho ejercicio intenso. Es más probable que se produzca el corte digestión cuando nuestro cuerpo tiene una temperatura elevada o cuando el agua está muy fría. También puede producirse cuando hemos comido demasiada cantidad, ya que la sangre fluye más hacia el aparato digestivo y llega menos a otras partes del cuerpo.
¿Qué tenemos que hacer para evitar el corte de digestión? Si comemos en abundancia sí que tenemos que dejar reposar el cuerpo un par de horas, pero si comemos ligero no hace falta esperar tanto. Igual que si hemos hecho ejercicio intenso o hemos tomado el sol durante bastante tiempo, es necesario dejar pasar un tiempo prudente antes de meterse al agua.
En todo caso es aconsejable no entrar al agua de golpe, sino poco a poco mojándonos las muñecas y especialmente la cabeza, para ir adaptando al cuerpo al cambio de temperatura y que éste no pierda temperatura de forma brusca.
Si nos tiramos al agua de golpe después de una larga exposición al sol, después de hacer ejercicio intenso, o después de comernos un cocido, puede pasar que nuestro cuerpo sufra nauseas, mareos, palidez, sudoración, vómitos, visión borrosa, calambres, pitidos en los oídos o incluso, en casos extremos, una parada cardiaca.
Por ello, y como dice el refrán: «es mejor prevenir que curar», os aconsejamos respetar un tiempo prudencial de reposo después de tomar el sol, de hacer ejercicio y después de comer.
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