¡Hola de nuevo a todos!
Como recordaréis, el mes pasado estuvimos explicando las diferentes fases que componen la brazada de cualquiera de los estilos de natación.
Pues bien, de ahora en adelante nos vamos a centrar en explicar las brazadas de los diferentes estilos, ya que cada una tiene sus peculiaridades. Y como casi siempre en natación, vamos a comenzar por la brazada de crol.
La brazada comienza, como en todos los estilos con fase aérea, con la entrada. Si recordáis, esta fase se caracteriza por ser el momento en el que la mano y posteriormente el brazo entran al gua para comenzar la propulsión. La primera parte que entra en el agua es la mano, concretamente el dedo índice, para seguir entrando de manera natural el resto de los dedos, la mano y el resto del brazo. La entrada de la mano tiene lugar justo delante del hombro, ni delante de la cabeza ni abierto hacia la parte externa del brazo, justo delante del hombro. Además, el ángulo de inclinación de la mano no debe ser superior a 45o, esto es, la palma de la mano no debe mirar hacia fuera. Por otro lado, la mano entra con el brazo lo más estirado posible. Todos estos requisitos no son casuales. Al meter la mano de esta manera en el agua, queda en posición óptima para acometer la siguiente fase de la brazada, el agarre.
El agarre en crol comienza de manera un poco contraintuitiva. Una vez la mano está dentro del agua el primer movimiento consiste en empujar levemente el agua con la palma hacia la parte externa de la mano para rápidamente, con un giro de muñeca volver a poner la palma mirando hacia la parte interna. Sí, lo sé, es un poco enrevesado, pero lo entenderéis mucho mejor con el siguiente ejemplo. Imaginad que queréis tirar de una cuerda muy fuerte, pero para tirar más fuerte, le dais una vuelta a la cuerda sobre la misma mano y ya luego tiráis.
Una vez pasada esta fase empezamos la de tirón. A partir de aquí empezamos a llevar la mano por debajo de nuestro pecho tirando del agua que hemos “agarrado” en la fase anterior hacia nuestros pies. No se trata simplemente de bajar el brazo en recto hacia los pies, pues de esa manera el brazo navegaría en paralelo con nuestro cuerpo. Tenemos que flexionar el codo a la vez que llevamos la mano hacia los pies.
Cuando la mano llega a la altura de la cadera, comienza la fase de empuje. En este momento empezamos a extender la articulación del codo hasta que el brazo queda totalmente estirado y la mano pegada a nuestro muslo. Es importante ejercer fuerza en esta última fase de la brazada para proporcionar la propulsión adecuada para no perder ritmo en la cadencia al empezar la brazada con el otro brazo.
Es un jaleo, ¿a que sí? Pues no os preocupéis, por eso llevamos todo el mes en insistiéndonos en la importancia de nadar con un monitor que te asesore y te corrija. Como habéis podido comprobar, la brazada de crol es muy compleja como para perfeccionarla de manera autodidacta. Pero no solo eso. Cada movimiento está pensado para convertir la brazada en más eficiente, esto es, que con menos esfuerzo avancemos más y mejor, pero más importante todavía, para evitar lesionarnos, pues lo que se persigue es que cada movimiento resulte natural y no forzado, y aprender a dominarlo sin hacernos daño solo se puede conseguir con la ayuda de personal especializado, y aquí, en Bahía Madrid, tenemos a los mejores profesionales.
Si queréis ver un ejemplo de todo lo que os estamos contando, entrad aquí en nuestro canal de Youtube y veréis de qué hablamos 😉
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