Cuantas veces habremos oído eso de… ¿y cuánto tiempo tardaré en aprender a nadar? O ¿cuánto tiempo tardará mi hijo en nadar? Y a nosotros, cuando se trata de aprendizaje, se nos queda la cara de pececillo… porque ¡no hay formula matemática!
Ojalá hubiera una ecuación por la que sacar adelante el aprendizaje de natación, pero no lo hay. Sabemos los pasos que hay que ir siguiendo, los objetivos que hay que conseguir y como trabajarlos, pero no con qué rapidez los va a adquirir cada persona. Cada uno lleva sus tiempos en los aprendizajes en función de las aptitudes y sus circunstancias particulares.
Veamos entonces, algunos de los factores que influyen en el aprendizaje de la natación en mayor o menor medida:
- El miedo. Como podréis imaginar, y tal y como hablamos en el post sobre el miedo a la piscina, tener miedo al agua hace que tengamos limitaciones que solventar antes de pensar en técnica, respiración, o coordinación. Y nos ralentizará más el aprendizaje.
- Condición física y habilidades. Queramos o no, ambas influirán en el aprendizaje, por ejemplo, hará que te cueste más o menos el desplazamiento por el agua, y por ende, si te cansas más rápido al principio costará un poco más adquirir conceptos.
- La instalación y su entorno. El simple hecho de que estés cómodo en las instalaciones a las que vas (vestuario, duchas, vaso de piscina …), te ayudarán a entrar a clase con una actitud mucho más tranquila.
- El profesor. Esto es un factor que influye bastante a la mayoría de las personas. ¿habéis oído eso de “cada maestrillo tiene su librillo”? Pues eso, cada persona es un mundo, y te va a facilitar las herramientas de aprendizaje, los ejercicios necesarios para que vayas aprendiendo a tu ritmo y en cada clase conseguirás establecer un buen vínculo de confianza.
- Facilidad de adquirir conceptos. Aquí entra en juego algo como la edad, un niño va a coger un concepto antes que un adulto, simplemente porque los niños están preparados para absorber todo lo que puedan y los adultos no, por lo que aquí un niño avanzará más rápido que un adulto.
- Profundidad de la piscina. Lo hemos puesto aparte, porque es un punto importante, que sepas que vas ha hacer pie cuando empiezas, y que haya una zona profunda para trabajar después, es algo importante para aprender. La confianza que da saber que, si me agobio, podré pisar suelo firme, ayuda a coger confianza y soltarse.
- Nivel de estrés – falta de concentración. No creamos que todo es físico, si tu vida es una bola de estrés y ansiedad, es posible que te cueste el doble concentrarte en la clase y en las indicaciones del profesor, y por tanto aprovechemos un poquito menos ese tiempo. Dejar fuera de la clase el estrés y concentrarte en la tarea facilita el aprendizaje.
- Tipo de material. Según lo que estéis aprendiendo, una buena elección de material facilitará la tarea, de tal forma que un churro puede ayudarte a coger la posición horizontal adecuada, así como una tabla sola no te hará sentir seguro/a haciendo el mismo ejercicio.
- Temperatura del agua y ambiente. Diréis, ¿qué tendrá que ver? Pues oye, no es lo mismo practicar este deporte en una piscina climatizada que en una al aire libre. Con frio estaremos más agarrotados que si no lo tenemos, y con demasiado calor nos agotaremos antes. Es importante tener la temperatura del agua adecuados.
- Autoestima – confianza. Esto es algo súper personal, y cero evaluable, no hay una regla para medir esto y sin embargo es fundamental para aprender cualquier cosa. Tener una buena autoestima hará que tengas confianza en ti mismo, en tus capacidades. Tener una autoestima baja, hará que desconfíes de ti, que creas que no vales para ello y que no lo vas a conseguir. Sabemos que con esfuerzo se consigue, solo es cuestión de horas de práctica.
Como podéis ver, no hay una ecuación exacta por la que podamos deciros cuánto vais a tardar en nadar, depende única y exclusivamente de cada individuo y de como use las armas que tenga alrededor.
Nosotros pondremos todo de nuestra parte para que disfrutéis del agua lo mejor posible.
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